I WAS CREATED TO CREATE
Mi universo
Se podría decir la moda siempre fue algo incipiente en mi vida, desde mi abuela y los vestidos que confeccionaba, pasando por los innumerables atuendos que lucía del placard de mamá, hasta las múltiples veces que jugaba a tener mi propia mercería, llena de infinidades de canutillos, divertidas cintas y coloridos botones.
Sin embargo, fue varios años después que conocí el primer vértice de mi triángulo, el ARTE, gracias a mi tía, que como curadora, me llevo a recorrer millones de museos y galerías, empapándome en un nuevo mundo, lleno de manifiestos e ideas revolucionarias, que me inundo de preguntas ¿Porqué? ¿Cuándo? ¿Cómo?, pero las más importante fue ¿Hasta dónde?… hasta donde el arte era arte.
Por aquel momento, comenzaron a realizarse muchas muestras de diseñadores en varios museos que tuve la oportunidad de ir a visitar, y las dudas no hacían más que proliferarse, las lineas se hacían difusas, complejas, con recorridos infinitos, pero no fue hasta que conocí a Alexander McQueen, con sus embelesados vestidos y sus sublimes escenas, que descubrí el segundo vértice de mi triangulo, la MODA. De la mano de él y de los grandes diseñadores, me sumergí en un mundo que no era nuevo, pero si reinventado, me apasionaba ver la sutileza de las creaciones, los detalles y la cantidad de cosas que se podían comunicar con simples piezas de tela, que me conmovían con su belleza, de alguna forma la distancia entre la moda y el arte, parecía acortarse, de la misma manera que podía pasar horas sentada frente a un cuadro, lo podía hacer frente a un vestido, una vidriera…
En el año 2014, tuve la posibilidad de conocer Paris, y allí descifre el ultimo vértice de mi triangulo, el DISEÑO, que de cierto modo hermanaba a las otras dos aristas, el arte se hacia corriente, la funcionalidad y la estética convergían en un solo punto, que transformaban la cotidianeidad en algo digno de ser admirado. Desde ese momento se florecio en mí el deseo de ser constructora de este universo de sensibilidades, no me alcanzaba lo que había en el mundo, yo quería diseñar la realidad que me rodeaba, finalmente fue ahí donde halle mi Triángulo de las Bermudas, donde todo confluía, el diseño textil.
Visto desde hoy, todo parece claro, pero todavía me acuerdo lo mucho que me se me agitaba el corazón, cuando caminando por el Jardín de las Tullerías (Jardin des Tuileries) decidí que iba a estudiar diseño textil, que iba a ser diseñadora de telas que se convertirán en el lienzo de pinturas o los más excelsos vestidos, por que ahí radicaba todo, en los colores y las texturas, el cuadro más imponente se podía convertir en un indumento, era la tela lo que me sacaba el aliento en los desfiles, su construcción, cada pequeño y pensado detalle, que edificaba algo más, despertando un inigualable sentimentalismo, sin importar la forma que llevase.
